lunes, 21 de mayo de 2012

EL MITO DE PSIQUE Y CUPIDO

PSIQUE Y CUPIDO - Antonio Cánova - 1786 - 1793 - Museo del Louvre - Paris


Un rey y una reina tenían tres hijas, las tres muy hermosas, pero la menor, Psique, era una auténtica encarnación humana de Venus. Ante tal hermosura, que se extiende hasta el infinito, por tierra y mar, los hombres abandonan los santuarios de Venus y los sacrificios en su honor para ir a contemplar a la Venus de carne y hueso. En venganza, la diosa, celosa, se ensaña contra la doncella. Ésta, cual estatua, es simplemente admirada, pero no encuentra pretendientes y llora su soledad. El oráculo de Apolo manda al padre exponer a su hija en un tálamo de muerte, sobre la elevada cumbre de una montaña, y vaticina para Psique “un monstruo cruel con la ferocidad de la víbora, un monstruo que tiene alas y vuela por el éter, que siembra desazón en todas partes, que lo destruye todo metódicamente a sangre y fuego, ante quien tiembla el mismo Júpiter…”, es decir, se trata de Cupido. Sus padres lloran afligidos la anunciada muerte de su himeneo. Psique se muestra placentera ante el anuncio de su boda. Le acompaña la población en masa. La doncella obedece y acepta el sacrificio. Llega a la roca designada y temblando de miedo, se consume en lágrimas. De repente, el Céfiro le acaricia el borde de sus faldas y gradualmente se ve transportada por los aires en suave descenso a lo largo de la roca, hasta un profundo valle que había al final, y aterriza en un lecho de florido césped. Una vez respuesta de la conmoción y el sueño, Psique observa entre árboles altos y frondosos y una fuente de aguas cristalinas, una mansión de arte divino (se puede ver tuya, marfil, oro, plata, piedras preciosas, perlas). Psique se acerca hasta él y cruza el umbral. Se complace con todos los tesoros y de improviso oye la voz de un ser invisible, puesto que era una divinidad. La voz es de sus sirvientas, que le dicen que todo eso es suyo. Descansa, toma un baño y se alimenta, escucha voces de seres invisibles, se deleita con la música. Llegada una hora tardía, acude al tálamo y allí, atemorizada, en profunda soledad, de noche, llega su marido, quien a su lado la desvirga, y antes del alba desaparece para no poder ser reconocido. Con el paso del tiempo, el hábito le fue haciendo agradable su nuevo estado y aquella voz misteriosa fue consuelo para su soledad. Las dos hermanas de la princesa se enteraron de lo ocurrido y tristes acudieron ante sus padres a acompañarles, puesto que todos ellos la daban por muerta. Así que esta voz misteriosa avisa a Psique que sus hermanas la buscarán y le aconseja que si oye sus lamentos no conteste, que no vuelva su mirada, ante lo que le ocurriría la mayor desgracia. Psique se compromete a ello, pero se desespera al ver cómo su vida pasa entre voces invisibles y ahora su familia le llora. Su marido le deja decidir por sí misma, pero le advierte ante lo dicho. Psique le ruega poder ver a sus hermanas, incluso les va a ofrecer oro y joyas, pero su marido le insiste en que no ceda a los consejos de sus hermanas ni intente averiguar jamás el aspecto de su marido (lo cual ha de ocurrir). Psique le dice en agradecimiento: “antes morir mil veces que perder la felicidad de nuestra unión; pues estoy locamente enamorada de ti y, seas quien seas, te quiero tanto como a mi propia vida: ni el propio Cupido me parece comparable a ti”. Además Psique le pide que Céfiro traiga a sus hermanas ante ella. Psique lo halaga y besa para convencerle. Él cede.Las hermanas acuden a la roca en que Psique fue abandonada, y allí vertían lágrimas y se golpeaban el pecho. Psique las escuchó y Céfiro al punto bajo la orden las transporta ante su hermana, se infunden en abrazos, besos y lágrimas de alegría. Psique les muestra el palacio y sus tesoros, les invita a un banquete, elementos todos que infunden un sentimiento de envidia en sus dos hermanas. Una de ellas le pregunta quien era el dueño de todo eso, cuál su nombre y su aspecto, pero Psique se mantiene fiel a la promesa de su marido. Para salir del apuro inventa un cuento, diciendo que su marido es n joven de sueva barba, cazador. Temía que el secreto escapara de su lengua, por lo que llama a Céfiro para que se las llevara. Las hermanas regresan a su hogar y allí se duelen de su desgracia amorosa, al ser ellas las hijas mayores, casadas con extranjeros (uno calvo y mayor que el padre en edad; el otro padece reuma, de dedos deformes y duros) para ser sus criadas, viviendo desterradas de la patria y de sus padres, mientras Psique está casada con un dios, posee voces por sirvientas, vive en mansión de máxima opulencia, da órdenes a los vientos y aparenta ser una diosa. Ambas se muestran indignadas ante tal situación y deciden llevar a cabo un plan para castigar el orgullo de Psique (según ellas) mediante funesta muerte. De nuevo el marido da consejos a Psique acerca del peligro que le amenaza: “unas pérfidas lobas concentran todo su esfuerzo en disponer contra ti criminales emboscadas”. Le advierte de nuevo que no cruce palabra con ellas en su próxima visita y que si así fuera, no diga nada de su marido. Le anuncia su maternidad y le avisa que será un dios si lo mantiene en secreto, en cambio será un mortal si lo profana. Psique estalló de felicidad ante la noticia de su posible descendencia divina y se asombra ante el gran efecto que produce “una leve picadura”. Ya se acercaban de nuevo las hermanas y su marido le advierte de la catástrofe que les sobreviene y del odio y criminalidad de sus hermanas. Pero ante otras conmovedoras palabras, convence a su marido para que le deje ver y abrazar a sus hermanas, ya que a él no puede verle. Las hermanas le hablan fingiendo alegría por su embarazo y llegan a decir: “si, como es de esperar, heredara la hermosura de sus padres, va a nacernos un auténtico Cupido”. Con palabras aduladoras conquistan el corazón de su hermana, quien las invita a deleitarse de manjares. Bajo el sentimiento maléfico que les apodera, ellas comienzan a preguntar sólo por su marido. De nuevo Psique recurre a otro cuento, diciendo esta vez que es de una provincia próxima, que osee grandes negocios entre manos, de edad madura, con alguna que otra cana. De nuevo las carga de regalos y las manda a casa con el viento. Ambas hermanas llegan a la conclusión de que Psique las miente o que no conoce a su marido, por lo que sería un dios. Al día siguiente y con mayor perfidia que nuca, acuden de nuevo las hermanas a su morada, anunciándole a Psique que su marido es una monstruosa serpiente y le recuerdan el oráculo de la Pitonisa. Psique se siente aterrada y admira la piedad fraterna. De este modo acaba confesando el secreto prometido a su marido. Entonces las hermanas le proponen un medio de salvación: que cuando su marido yazca dormido en la noche, saque una lámpara para ver su rostro y que con un arma le corte la cabeza. Así ellas le prometen fidelidad y la búsqueda de un marido de condición humana. Ellas desaparecen y Psique, en un mar de dudas, se decanta por hacer caso a sus hermanas. Llegada la noche, lleva a cabo cada uno de los pasos y ve con asombro que su marido es el propio Cupido, al que con una gota de aceite quema su cuerpo. Juega con su carcaj sus flechas, cuya punta se clava y así queda profundamente enamorada de Cupido. Se deja caer locamente sobre él para besarlo y en esto que cae sobre su hombro derecho una gota ardiente de aceite. Cupido se despierta sobresaltado y sin mediar palabra emprende el vuelo. Y desde la cima de un ciprés, él comienza a hablarle de las advertencias que le dio y de lo que finalmente hizo ella. Y antes de marcharse jura emprender venganza contra sus hermanas. Psique se arroja a un río, que la deposita sobre el florido césped. Allí se topa con Pan, quien ducho por su edad, adivina su estado de tristeza a cusa del amor y le aconseja que seque sus lágrimas y calme su dolor, además de que suplique a Cupido, quien bajo dulce sumisión, se reconciliará con ella. Psique sigue su camino y llega ante la ciudad de su hermana. Psique pretendía vengarse de ellas. Y le contó o sucedido, pero cambiando la respuesta de Cupido: “por tu horrendo crimen, aléjate inmediatamente de mi lecho, llévate todo lo que te pertenece; ahora me casaré con tu hermana…”.
 
CUPIDO Y PSIQUE - Jacques Louis David - 1817

Ésta acude a la roca, desde la que se precipita invocando al viento, desgarrándose su cuerpo entre los peñascos. Así ocurrió lo mismo con la otra hermana. Psique seguí buscando a Cupido, que se hallaba dolorido en la habitación de su madre. Una gaviota informa de esto a Venus, quien le pide el nombre de la mujer de la que se ha enamorado. Venus se indigna aún más y regresa a su morada, ya que psique era su mayor rival. Allí reprende a su hijo por lo hecho y posteriormente se encuentra con Juno y Ceres, a quienes solicita descubrir a Psique. Las diosas le echan en cara el veto de amor sobre su hijo cuando ella es la garante del propio amor. Psique se siente indignada y se marcha al mar.Psique continúa buscando a Cupido y en su camino encuentra a Ceres, a la que suplica ayuda, pero ésta se niega al ser compañera de Venus. Así también se cruza con Juno y sucede lo mismo. A su vez Venus busca a Psique y acude en ayuda de Mercurio, al que ofrece una recompensa (siete besos de Venus más uno con la puntita de la lengua) para quien la descubra. Psique llega al umbral de Venus cuando una sirvienta, Costumbre, la arrastra ante Venus. Las esclavas Inquietud y Tristeza la flagelan y Venus se abalanza contra Psique, rasgando sus vestiduras y arrancándole el cabello. A partir de aquí, Venus pretende que Psique demuestre su eficacia y le hace pasar por dificultosas pruebas: separación de los granos debidamente clasificados (ayudada por hormigas); los vellones brillantes como el oro (lo consiguió merced a los consejos de Caña, órgano de melodiosa armonía); robar el agua de unas fuentes imposibles, en un valle lleno de dragones (labor que llevó a cabo el águila de Júpiter), consiguiendo presentarle la jarra de agua llena; la recolección de una pizca de hermosura en una cajita, solicitándola a Prosérpina, para lo que pretendía darse muerte y llegar al Orco, pero la torre desde la que pretendía lanzarse le dio el camino para llegar y conseguir lo pretendido. La única condición era no destapar la caja para ver qué contenía dentro. Todo lo lleva a efecto con esmero, pero ante la curiosidad abre la caja y no hay nada, sólo un nube soporífera que le infunde sueño. Entonces acude Cupido, curado de su herida y deseoso de estar con su amada. Recoge con cuidado el Sueño y lo encierra en la cajita. Enamorado como estaba, acude ante su madre, le presenta la cajita, después ante Júpiter suplicándole, de quien recibe su aporbación. Así Júpiter llama a Mercurio y convoca una asamblea. Allí él pone fin a los continuos adulterios y amoríos de Cupido mediante el enlace matrimonial con Psique. Legitima la unión convirtiéndola a ella en inmortal haciéndole beber ambrosía. Así transcurrió el banquete nupcial, cada dios y divinidad ocupada en sus tareas. Finalmente Psique y Cupido tuvieron una hija, a la que llamaron Voluptuosidad.

martes, 1 de mayo de 2012

El Panteón de Agripa en Roma - Una visita virtual

El siguiente enlace nos habilita una visita virtual en 360 º al Panteón de Agripa en Roma.
http://www.arounder.eu/pantheon/pantheon.html

Bernini: Apolo y Dafne.

Apolo y Dafne.

Bernini

Museo-Galería Borghese. Roma

1624.


Se trata de una escultura en mármol realizada por Gian Lorenzo Bernini, una de las figuras más representativas del periodo Barroco, pues no sólo fue un escultor extraordinario, equiparable a Miguel Ángel, sino además un excelente arquitecto y una de las figuras más importantes de toda la Historia del arte.

La pieza responde a las características que definen el arte Barroco, pues está definida por su sentido del movimiento, su expresividad y la exageración un poco teatral que demuestran sus personajes.

En esta obra es muy importante conocer el tema que se representa, lo que se llama la iconografía, porque así valoraremos mejor el trabajo artístico. Es un tema mitológico, es decir que tiene que ver con la mitología clásica, la de Grecia y Roma. Se representan dos personajes: Apolo, Dios de la belleza, y Dafne, una ninfa maravillosa amada por Apolo. Pero el amor no es correspondido, es más, sobre ella cae la maldición impuesta por su padre de que si el dios la toca, la bella muchacha se transformará en una planta de laurel. Pero Apolo no puede reprimir su deseo por tomarla y la acosa insistentemente, hasta que finalmente la alcanza y en ese momento se consuma la maldición.

Justo es ese instante el que representa Bernini en su escultura, procurando reproducir el momento justo en el que se materializa la transformación de la muchacha en planta. Por eso tiene tanta importancia en esta escultura la representación del movimiento y la expresividad de los personajes, que no salen de su asombro, Apolo de ver cómo su amada se ha transformado en árbol, y ella de sentir su metamorfosis.

Ambos corren despavoridos, uno persiguiendo a la ninfa, la otra huyendo de él, y ese sentido del movimiento se consigue plenamente sobre todo a través de la composición de la obra: si miramos los brazos vemos cómo se disponen formando como las aspas de un molino, unos en alto, otros abajo; uno adelante, otro atrás. Si miramos las piernas observamos también que se mueven danzarinas; si miramos los cuerpos vemos que se arquean uno delante del otro; incluso advertimos que se abalanza el uno sobre el otro dando así más sensación de acoso; si atendemos a las ropas y los cabellos, igualmente se agitan envueltos por la prisa de la carrera, y todo ello culminado al final,por ese instante preciso y único en el que la mano de Apolo se posa sobre la cadera de Dafne y comienza a materializarse la maldición, de tal forma que sobre el bello cuerpo de Dafne empiezan a surgir las primeras cortezas del tronco del árbol en que se empieza a convertir y a surgir los primeros tallos de sus dedos y las primeras flores de sus uñas.

La expresión boquiabierta y teatral contribuye a completar la escena dramática y prodigiosa.

Es así como Bernini ha conseguido plasmar tan claramente el episodio mitológico de Apolo y Dafne, dándole al arte una extraordinaria capacidad narrativa. Pero la grandeza de la escultura va más allá de su perfecta reproducción del tema. Porque por encima de todo, el Apolo y Dafne de Bernini es una escultura bellísima. Y si no, véase la finura del mármol, tan maravillosamente pulido, la belleza de Dafne, sensual y delicada como pocas esculturas, y la gracilidad del conjunto, tan difícil de superar. La obra al fin y al cabo es una metáfora del amor imposible, y sólo atendiendo a tanta belleza podemos comprender la enorme frustración de Apolo.

Borromini: San Carlos de las Cuatro Fuentes


Obra: Fachada de San Carlos de las Cuatro Fuentes. Roma


Autor: Francesco Castelli (Francesco Borromini) (1599-1667)

Fecha: 1662-1667

Estilo: Barroco

Material: Piedra

La iglesia de san Carlos de las Cuatro Fuentes levantada en Roma es una obra clave en el barroco italiano del XVII. Borromini, rival de Bernini, el arquitecto oficial de San Pedro del Vaticano, realiza una arquitectura muy personal y llena de vida y movimiento.

La fachada de la iglesia, realizada al final de su vida y terminada por su sobrino, consta de dos pisos separados por un entablamento y tres cuerpos verticales. El muro, también ondulante, se articula por medio de cuatro columnas exentas de orden gigante con fuste liso y capitel corintio que soportan el entablamento.

Los ritmos son opuestos en ambos pisos, pues a las formas cóncavas del piso bajo les corresponden formas convexas en el alto y viceversa. Es, por tanto, una fachada alaabeada. La plasticidad de la fachada viene reforzada por entablamentos que se ondulan y se quiebran en perfiles mixtilíneos a fin de conferir al conjunto un movimiento permanente.

La sintaxis arquitectónica no puede ser más anticlásica y heterodoxa. Esta es la mayor novedad de la fachada. Todo en ella, a base de formas cóncavas y convezas, es dúctil, maleable; es como si la piedra rígida y fría se hubiese convertido en un material plástico, moldeable en manos de Borromini. Fue el máximo representante de la opción anticlásica dentro del barroco romano, opuesta al clasicismo de Bernini, del que fue coetáneo y rival.

Su arquitectura fue muy imaginativa y expresiva, y tuvo que ingeniárselas para sacar gran partido de materiales constructivos y decorativos pobres, pues sus proyectos, en general, fueron realizados para órdenes religiosas con pocos recursos; en este caso, la realiza para la orden de los trinitarios.

La estrechez de la calle y el verticalismo de la fachada, reforzado por la torre campanario sobre el chaflán que contiene la fuente, obligan al espectador a distanciarse del conjunto de san Carlos y a contemplarlo con cierta perspectiva, inmerso en el enclave urbanístico de la Roma barroca en el que se halla. Esta forma achaflanada de la esquina hace que la sensacion de espacio del cruce de las dos calles se amplíe, en un efecto muy barroco.

El sentido teatral de la fachada viene dado por varios elementos: relieves ornamentales; nichos y las estatuas de San Carlos Borromeo y otros santos; el edículo-ventanal saliente del piso superior; y el gran óvalo llevado por ángeles que rompe el entablamento y la balaustrada de remate. Ese óvalo contiene una pintura al fresco de la "Coronación de la Virgen".

La fiebre constructiva que parece afectar a Roma a lo largo del siglo XVII es una muestra del afán de la Iglesia Católica por demostrar su poder que estaba muy debilitado por las constantes luchas contra los Reformistas protestantes. El papado se empeña en demostrar su poder construyendo fastuosos templos y palacios aunque en muchos casos, la apariencia de lujo y poder encubre la pobreza de los materiales (ladrillo, estuco) que prueban el mal momento económico de la iglesia. Este esfuerzo constructivo va a dar origen a muchos templos emblemáticos y monumentos que sembrarán la ciudad de Roma de hitos que harán historia